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Las investigaciones en torno a Flávio Bolsonaro (sin partido, Río de Janeiro) por supuesta locura cuando era diputado estatal, ya están en pleno desarrollo. Suspendida en septiembre por decisión monocrática de Dias Tofffoli, presidente del Tribunal Supremo, la carta blanca para la reanudación de la investigación la dio el ministro Gilmar Mendes.
La información confidencial sobre transacciones financieras sospechosas es responsabilidad del Ministerio Público y de la policía de Río de Janeiro, la misma policía a la que Bolsonaro padre acusa de trabajar a instancias del gobernador Wilson Witzel.
La investigación sobre las cuentas y el secreto fiscal de Flávio y su chofer Fabrício Queiroz comenzó con informes del ex Coaf. El problema no reside sólo en la práctica de la “rachadinha”, sino también en quién se desvió este dinero de los salarios de los funcionarios. Se percibe el olor de Marielle en el aire.
