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“El [gobierno] Bolsonaro está, sí, [dejando algo que desear]. Necesita comprender que el cargo de presidente es el más alto en este país y que necesita desarrollar ese papel como estadista. No es un cabildero de hijos, para enviar a su hijo de aquí para allá, ni para negociar con la Corte Suprema. Es un estadista”.
“Pero mientras el presidente defienda las agendas que defendió durante la campaña, estaremos juntos. Voy a ayudar al presidente hasta el último día [de su mandato], pero no les voy a tocar la cabeza a esos niños. Ya lo hizo. Brasil eligió un presidente y él es quien tiene que gobernar”.
“No lo sueño, pero sería un honor. Tengo 41 años, tengo tiempo para vivir. Estoy disponible”.