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Foto de : Internet |
El problema de Bolsonaro es que él emite la palabra y no el presupuesto, a diferencia de otros presidentes que siempre han seguido una política de corral electoral. Es el caso del expresidente Lula, quien fue condenado y encarcelado por corrupción y lavado de dinero.
Bolsonaro es el gran problema de todos, simplemente porque es directo y no libera los fondos como acostumbran los viejos zorros de la política brasileña.
Representantes del Congreso están dispuestos a presionar al presidente para que genere negociaciones para cargos ejecutivos. Incluso parecen una “manada de estafadores”…
Todos los presidentes fueron elegidos con el llamado recorte de cargos públicos para los famosos usurpadores de cargos y candidaturas, estos puestos van a parar a electores que en la mayoría de los casos no tienen calificaciones para este ámbito.
Basta que un presidente haga esto y no será criticado por la gente feroz de Brasilia. Si el presidente no negocia, es seguro que sufrirá intentos de intimidación por parte de los zorros.
Sin embargo, Bolsonaro es odiado por muchos por no estar de acuerdo con la miserable política que se implementa en el país de corrupción y lavado de dinero, acorde al carácter del expresidente Lula, podemos decir eso.
Bolsonaro no teme al centro que ha estado intentando de alguna manera dar un golpe de estado para derrocar al presidente. Bolsonaro fue elegido por más de 56 millones de personas y presenta una fuerza loable para callar el Senado y el STF.