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La publicación de un vendedor de snacks de 32 años tuvo repercusión en las redes sociales luego de que se desahogara sobre haber sido humillado por un cliente que no aceptó la mercadería debido a un retraso en la entrega. El caso ocurrió en Marília, en el interior de São Paulo.
“Lo hice con mayor cuidado, fui a la casa, pero luego ya no quise porque me tomó un tiempo. Chicos, hago todo a mano, estoy discapacitado físicamente, hago todo con dificultad, ahora han venido a insultarme y ofenderme. Estaba muy salado. Si alguien quiere”, publicó.
A G1, José Rafael Marciano dijo que no tiene mano izquierda, trabaja como pintor, pero empezó a vender bocadillos y pan durante la pandemia del coronavirus para complementar sus ingresos.
Explicó que el cliente hizo el pedido alrededor de las 9 de la mañana para que le entregaran los snacks a las 11 de la mañana. Sin embargo, como eran más de 50 unidades, no terminó el trabajo hasta la 1 de la tarde.
“Luego me maldijo por teléfono, dijo que no era profesional, que era un vago, que debería haberle avisado de antemano. Me sentí dolido, triste, lloré mucho porque estoy muy emocionado”, recuerda Rafael.
Hasta este jueves (25), la publicación contaba con más de 42 mil me gusta y 17 mil compartidos. Tras las repercusiones, el vendedor dijo que ya había recibido muchos pedidos, así como donaciones y propuestas de mensajeros en moto para hacerle el servicio de entrega.
“Me sentí muy feliz porque estoy recibiendo mucha ayuda. Recibí llamadas de varios países, brindándome apoyo, incluso económico. Incluso las celebridades lo compartieron. Estoy anestesiado, no podía ni dormir”, admite Rafael.
Resiliencia
Rafael elabora snacks para vender durante la pandemia en Marília — Foto: Archivo personal/José Rafael Marciano
El vendedor explicó que, además de no tener una mano, nació sin costillas en el lado izquierdo y problemas en el corazón, que está “desprotegido”. Cuando era bebé, pasó un año y siete meses internado en la Santa Casa de Marília y recientemente sufrió un infarto.
Los problemas de salud de Rafael también le llevaron a empezar a vender, ya que trabajaba como pintor, pero su médico le prohibió ejercer esta profesión. Desempleado, decidió elaborar snacks salados, que cocinaba en casa para su esposa y sus hijas, de 4, 8 y 10 años.
Por ahora, Rafael dijo que ya no brindará servicios de entrega, solo pedidos para recoger en su domicilio. El sentimiento que queda tras la repercusión en Internet y la solidaridad de los vecinos de Marília es de agradecimiento.
“Mis ventas se han triplicado, tengo pedidos hasta el lunes o martes, ya no puedo ni recoger más. Mi esposa y yo nos levantamos a las 6:30 y vamos hasta el amanecer haciendo bocadillos”, añade Rafael.
Vendedor de snacks vive con su esposa y sus tres hijas en Marília — Foto: Archivo personal/José Rafael Marciano